Delirios

Alzándote frente a mi
Mi ángel indomable.
Guardando la hermosura
De un sueño no vivido.
Arrancas mi corazón
Para sostenerlo entre tus alas
Y alzas el vuelo
Mietras se aferra a ti.
Mi alma desesperada
Pierde a razón
Ante tu impasible mirada.



**

Corre alma cansada,
Alcanza tu sombra con las manos
Retenla como refugio ge la soledad.
Abalánzate y choca contra la pared blanca
Donde ella se esconde.
Siente rodar una lágrima por tu mejilla
Callendo delicada cual gota de rocío
En un pétalo marchito.


**

Corre,corre frenético entre callejones.
Atormentado por la orgullosa luz de la luna llena
Riéndose de su desgracia
Hombre cansado que busca a ciegas su sombra
Que huye de el para no escuchar más sus lloros.
Ardientes los pulmones,cansados los párpados
Unos ojos desesperados por su reflejo.
Que le sigue
Pero no le acompaña.
Que le escucha.
Pero jamás le contesta.


**

Por mucho que corriera segía teniendo miedo,
no importaba lo lejos que corriera,
no importaba lo alto que gritase,
tampoco lo mucho que llorase.

Simplemente huía del monstruo,
el monstruo que me comía por dentro,
el mostruo del que jamás me libraría.
Mi propia alma.

La sentía contaminada,
como una rosa oscura y marchita
que lentamente va perdiéndo los pétalos.
Cada lágrima era un pétalo.

Pensaba en su imagen mientras corría,
quería volver a el ahora que aún estaba a tiempo.
Pero seguía corriendo
En busqueda de una salvación inexistente.

La lluvia caía sobre mi,
en mis manos temblorosas,
en mis labios entrecortados y abiertos.
Sentía que se mezclaba con las lágrimas.

Hasta que algo paró mi huída,
algo cálido en mi mano.
Unos brazos a mi alrededor.
Un ángel.


¿Venía a salvarme?
¿Venía a matarme?
En el fondo sabía que mi única salvación,
era la muerte.


Me apretó contra el,
me rozó las mejillas,
me secó las lágrimas,
me susurró...

-Te quiero.
-No hay nada que puedas querer.
-Tu alma.
-Esta muerta.

Con unos ojos furiosos
el ángel me besó
le abracé
me extremecí.

-Tu alma está aqui,en mi.
Dijo entre mis labios.
-Tu eres mi alma.
Contesté aferrada a el.

Y entre la lluvia,
los brazos de la muerte se alejaban,
la salvación llegaba,
Y el me abrazaba.

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